CONCLUSIONES
Al final de este estudio, varias preguntas quedan pendientes, las fechas de la ejecución, los autores de la programación y los artistas que la ejecutaron, preguntas de difícil respuesta, ya que no se ha conservado ningún documento fehaciente de la época, ningún contrato. Incluso los libros de claustros, desaparecido entre 1512 y 1526, después, en 1526, no dicen nada. No nos queda más recurso que la iconografía.
Fecha
La fecha de la fachada, la podemos intuir por la iconografía y en función de los hechos históricos. Se sabe que estaba terminada en 1528. No puede ser anterior a 1519, año de la elección imperial, ya que figura el águila bicéfala. Pero, dadas las circunstancias históricas, pensamos que no puede ser anterior tampoco a la vuelta del Emperador de Alemania, es decir 1523.
Sobre la escalera, sólo podemos indicar los dos grabados encontrados por Cortés, fuente evidente de las tallas No hay ni contratos ni autores materiales. En cuanto a fecha se sabe que se inició la construcción de la escalera en 1512, para dar acceso a una futura biblioteca. Pero es evidente que no se empieza la construcción de una escalera por la decoración de su antepecho, luego se tiene que haber realizado mucho más tarde. La presencia del Toisón borgoñón es un dato apreciable. En efecto, el emblema de nuestra cartela, tan igual de forma a la vidriera de Dijon, que no puede haber dudas sobre su significado, afirma la presencia de Carlos en el programa de la escalera, lo cual condiciona a la vez el mensaje, que no es sólo moral sino político y religioso, y la fecha de las tallas, que hay que postergar hasta su advenimiento.


Autoría
En cuanto a los autores del programa, siguen desconocidos. Se ha pensado en Pérez de Oliva. Llama la atención la coincidencia de varios temas del programa con los textos de Guevara. Y creemos que, ante el cuerpo central de la fachada, blasón, águilas y los dos retratos, no se puede negar la implicación de la cancillería.
De los artistas no se sabe nada tampoco.
En cuanto al mecenas, no se ha encontrado ningún contrato en Salamanca y la Universidad no dice una palabra después de terminar la escultura. Cabe pensar que fue la corona la que financió la obra, ya que el programa de la parte central tiene toda la apariencia de ser de cancillería. Además la Universidad había sido en gran parte comunera y no vería con buenos ojos este programa imperial, lo cual explicaría su silencio en los libros de claustro, que reaparecen en 1526, momento en el que, con toda verosimilitud, se estaría trabajando en la obra.


Conclusión general:
La iconografía del edificio universitario de Salamanca revela la impronta del Emperador. La escalera nos muestra la cara moral y religiosa de Carlos V, caballero del Toisón, como la fachada nos enseña su lado político de continuador del Imperio de Augusto. En efecto, Augusto, el primer emperador romano y el más glorioso de todos, realizó el sueño que Alejandro no pudo llevar a bien: Someter toda la tierra a una misma ley de razón, a una forma única de gobierno, y hacer de la humanidad entera un pueblo único. La obra de Augusto, ingente y duradera, la Pax Romana, fue muy añorada en los siglos posteriores. Por eso el inmenso imperio de Carlos V hizo esperar que él podría ser el nuevo Augusto y unir la Cristiandad en un solo reino de paz, la Pax Christiana. Este sueño lo expresa Ariosto, ya en 1516: «De sangre austriaca y aragonesa, veo nacer en la orilla del Rin un príncipe… que heredará de la corona de Augusto, de Trajano y de Marco… Veo unos dominios tan extensos que el sol no se pondrá jamás en ellos… Es deseo del cielo que, bajo este Emperador, haya un solo rebaño, un solo pastor». (Orlando furioso). Este sueño, este anhelo frustrado, éste es el Mito Imperial, que nos quiere transmitir la fachada salmantina.
Con todo, frente a esta fachada, hermosa por su forma perfecta como por su grandioso mensaje, nos atrevemos a afirmar que, en Salamanca, la primera Universidad de las Españas, se grabó para Carlos una Eneida de piedra.

Bibliografía
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